Durante muchos años, la TI se ha centrado casi exclusivamente en la gestión de la tecnología y en que todo funcione correctamente, es decir, en “mantener las luces encendidas”. Ahora, se espera que la TI se alinee con el negocio y se convierta en un socio en pie de igualdad para el éxito empresarial, de forma que aumente la productividad, desencadene nuevas fuentes de ingresos y potencie la ventaja competitiva.
La transformación consiste en generar un valor empresarial completamente nuevo. Por ejemplo, piensa en el Internet de las cosas (IoT). Si tu empresa se dedica a la fabricación de productos de consumo, ¿cómo los conectas a Internet para crear un nuevo valor? Puede ser un horno que se comunica directamente con el equipo de soporte cuando algo falla, o bien contenedores de basura que avisan a los servicios locales de recogida cuando es necesario vaciarlos. Se trata, sin duda, de una transformación radical.